La imagen fue tomada el 8 de Junio de 1972 en plena guerra del Vietnam por el fotógrafo vietnamita Huynh Công Út (también conocido como Nick Ut). En esta entrevista el fotógrafo relata como fueron los instantes previos a la toma de la foto. “Me acuerdo del 8 de junio de 1972. Fui muy temprano en la mañana a la carretera número 1 hacia la aldea de Trang Bang. Llegué a las siete de la mañana, vi intensos bombardeos y combates entre los ejércitos de Vietnam del Norte y Vietnam del Sur y tomé muchas fotografías. En la tarde fue cuando de pronto lanzaron cuatro bombas de napalm sobre la aldea, cerca de la casa de Kim Phuc.
Empecé a ver columnas de humo y mucha gente que salía corriendo. Vi una señora mayor que corría con un bebé en brazos. El bebé había muerto en sus brazos, corría y decía, ¡por favor ayúdenme, por favor ayúdenme! Entre el humo negro vi a Kim Phuc que corría gritando “¡demasiado caliente! ¡demasiado caliente!, y tomé muchas fotografías. No quería que muriera, dejé mi cámara a un lado, la levanté, le di un poco de agua y la llevé en mi auto al hospital para tratar de salvar su vida. Sabía que si la dejaba allí moriría. Cuando mi editor Carl Robinson vio la foto me dijo "Nick, no podemos publicarla en Estados Unidos, por el desnudo". Pero esperamos a que llegara el jefe de la oficina, Horst Faas, quien me preguntó que había pasado. Le dije que había habido un ataque con napalm que había quemado las ropas de las víctimas. Cuando Horst vio la imagen de Kim Phuc le dijo a Carl: "Enviemos esta foto inmediatamente, ahora mismo, no me importa lo que digan". La fotografía fue foto del año del World Press Photo en 1972 y premio
El 1 de febrero de 1968, en el segundo día de la ofensiva del Tet, el general Nguyen Ngoc Loan (el jefe de la Policía survietnamita) se acercó a un prisionero del Vietcong y le disparó un tiro a quemarropa en la sien. Adams, fotógrafo de Associated Press, estaba allí. Recibió un premio Pulitzer por esa foto. La imagen se convirtió en un símbolo de la guerra y, de alguna manera, fue adoptada por los grupos pacifistas que se oponían a la intervención norteamericana en Vietnam. Representaba todo lo que estaba yendo mal en el sureste de Asia, la incapacidad de EEUU por controlar a un aliado, Vietnam del Sur, tan sangriento como el enemigo del norte, y la brutalidad de un conflicto que, como todas las guerras civiles, estaba degenerando en un ciclo de venganzas sangrientas. Sin embargo, el autor de la foto no estaba de acuerdo con esa interpretación. No es que justificara la acción del general, pero sabía que las circunstancias personales del verdugo y su víctima no permitían juicios de valor simples. El ejecutado había asesinado a un amigo del general Loan y también había matado a la esposa de ese amigo y a sus seis hijos. "El general mató al vietcong, y yo maté al general con mi cámara. Las fotografías son el arma más poderosa del mundo. La gente se las cree, pero las fotografías mienten, incluso sin manipulación. Sólo son medias verdades. Lo que la fotografía no contaba era: "¿Qué harías si fueras el general en aquel momento, en aquel lugar, aquel día caluroso, y hubieras pillado al malo que había hecho saltar por los aires uno, dos o tres soldados americanos?". Eddie Adams estaba mucho más orgulloso de otras imágenes obtenidas en Vietnam. Tras el fin de la guerra, cubrió la huida de miles de survietnamitas en frágiles botes (de ahí el nombre de "boat people"). Fueron rechazados por los países limítrofes y muchos perecieron ahogados o asesinados por piratas. Adams subió a uno de esos botes y su reportaje gráfico fue escogido por el Departamento de Estado para convencer al Congreso de EEUU de que permitiera la entrada en el país de 200.000 refugiados.
placas que hicieron historia
el beso de Robert Doisneau
El beso de Doisneau comenzó siendo el símbolo internacional del París romántico de mediados del siglo XX, no tardaría en convertirse en imagen propicia para aquellos que —una vez más— elaboraban teorías acerca del amor. Eterna especulación a la que se unía el intento de dilucidar las interioridades anímicas de la joven pareja, que desenfadadamente se besaba entre transeúntes, en medio de una ciudad que parecía estar dominada por una gaseosa irrealidad. Durante años, El beso estuvo considerada entre las grandes instantáneas de la historia de la fotografía y sus protagonistas, dos alegres paseantes perdidos en la muchedumbre y que nunca más volverían a mostrar ante una cámara el rostro de su felicidad. En los ochenta, la imagen se comercializó en póster que alcanzó tiradas millonarias. Poco después, en 1992, aparecieron Jean y Dense Lavergne, asegurando a la prensa que ellos eran los modelos involuntarios del clásico fotográfico y que nada mal les vendría una compensación. Al maestro Robert Doisneau no le quedó otro remedio que sacar a relucir la verdad para desenmascarar a los farsantes: primero, aquella foto no había sido una instantánea, sino un acto preparado, luego que él viera besarse a los amantes con una pasión estremecedora en un café cercano.Hasta aquí la verdad rotunda, y sin final de cuentos de hadas, de la famosa fotografía. Una verdad para leer y después convocar a su entierro. Porque a la imagen de Doisneau, se revele a esta altura lo que se revele, ya no se le podrá opacar el triunfo del arte sobre la vida. O lo que es lo mismo: la facultad de conmover a generaciones enteras desde la magia de un beso. http://www.centec.es/amc/p12/